A pocos días de cumplir 15 años en Disney, y de llegar a sus 40, habla de lo que más conoce: el universo infantil y adelanta sorpresas que tiene su nuevo show. Su sensibilidad, el ego del medio y una elección de vida.
A pocos días de cumplir 15 años en Disney, y de llegar a sus 40, habla de lo que más conoce: el universo infantil y adelanta sorpresas que tiene su nuevo show. Su sensibilidad, el ego del medio y una elección de vida.
El #imperdible de selección para este sábado es Topa Entrevistado por Denise Tempone para 7 Días.
Cuando era chico, Topa soñaba despierto con una escena recurrente. En esa escena, él llegaba a una juguetería y alguien pronunciaba la frase mágica: “elegí lo que quieras”. La puerta de la fantasía se abría y él corría por los rincones acumulando autitos, bicicletas, osos, lo que fuera. La realidad no podía ser más diferente. Nadie en su casa podía darle el gusto de los caprichos de la infancia. Años más tarde, en un acto de venganza “kármica”, Topa llevaría a su sobrino a la mejor juguetería y pronunciaría el conjuro, sólo para terminar descubriendo lo inéditos que pueden ser los finales en la vida real. Palitos chinos. Esa fue la elección del niño que, se suponía, se desquitaría por todos los nenes del mundo que sueñan con saquear semejante paraíso. Hoy se ríe solo y reflexiona, “son grandes lecciones que uno tiene de los niños todo el tiempo: a veces, realmente se necesita muy poco para pasarla bien”, suspira. “O se necesita tan solo, lo que uno desea, y el resto está de más”, profundiza. A pocos días de cumplir 15 años trabajando en Disney Channel, y a semanas de llegar a los 40, Topa ya tiene en su haber unas cuantas lecciones de vida acumuladas. De hecho, si se pudiera dar un máster en niños, él no lo haría, ¡lo dictaría! Porque si hay algo que asegura no haber dejado de hacer en esta década y media de contacto directo con ellos, es analizarlos.
– ¿Cambiaron mucho los shows para niños en estos últimos tiempos?
– ¡Uf…, un montonazo! Hoy tenés que estar a la orden del día de la atención: en la era de la tablet, del cambio constante, de los colores, las animaciones, la información, es muy difícil mantener a un chico entretenido. Por eso año tras años redoblamos las apuestas, sumamos elementos, ya no sabemos qué hacer y lo loco es que al final, siempre encontramos vueltas insólitas, cosas que nos sorprenden hasta a nosotros que somos adultos. A veces son cosas simples, como llenar de fragancias el teatro, como el año pasado que, abruptamente, aparecía olor a bizcochuelo de vainilla en cierto momento de la obra. Este año hacemos algo también muy mágico: yo vuelo.
-¿En “Todos a bordo”, volás por el teatro?
-No puedo adelantártelo porque es una sorpresa. Pero lo único que te puedo decir es que, de la manera en que lo hacemos, los grandes gritan más que los chicos, porque es algo difícil de acreditar con los ojos. Digamos que Disney la tiene muy clara con esas cosas. La tecnología que usamos es de primera en serio y todos estamos muy comprometidos con crear ciertos efectos y situaciones.
-¿Estar tan comprometido con un estilo de vida y una imagen “Disney” es como un sacerdocio?
-Bueno, yo encontré mi misión en este mundo. En ese sentido, es una elección de vida similar, un compromiso. Yo primero quería ser actor, después me di cuenta de que en realidad, lo que hice a través de las herramientas de la actuación, como el baile y el canto, fue acercarme a los chicos. Eso era lo que quería porque, en serio, lo que me pasa con ellos no me pasa con nadie más. Todo es más fuerte en el mundo de los niños. Y ese compromiso también lo llevo adelante desde mis redes sociales: Twitter, Instagram, Facebook. Yo estoy muy conectado, soy como un telemarketer, tengo respuestas para todos, contesto todo, hago de todo y me encanta.
– En esta tormenta constante de estímulos y conexión a la que hacés referencia en las nuevas generaciones, ¿te preocupa algo en particular?
– Sí. Veo que los chicos están muy despiertos, muy vivos pero que necesitan alguien al lado todo el tiempo para equilibrar todo lo que reciben. Un chico, de por sí, no sabe graduar, y eso es algo que no pueden hacer si no tienen cerca a un mayor que les explique cómo. Por ejemplo, no veo nada de malo que estén en los jueguitos o chateando con sus amigos o lo que sea, pero me parece importante que alguien les ponga horarios, límites y les diversifique el día, para que no se enfrasquen ni se pongan demasiado intensos con eso. Necesitan pequeñas pautas.
-¿Sentís que tu trabajo te coarta ciertas facetas de tu personalidad?
-¿A qué te referís?
-En tus redes sociales por ejemplo, imagino que no podés criticar a un político, hacer un chiste verde y las cosas que hacemos todos los mortales…
– Es cierto, no puedo, pero no puedo en las redes sociales. Aprendí que para llevar esto naturalmente, uno tiene que aprender a ubicarse. No lo hago ahí pero soy libre en mi vida como cualquier ser humano. El tema es que soy antes que nada, responsable. Muchas veces me pasa en la tele que me buscan para sacarme de lugar, no mal, pero por ejemplo, programas como CQC te empujaban hacia esos lados. Y yo simplemente sonrío, miro a cámara y listo, el desubicado es el que pregunta, no yo. De todas formas, no me suelen pasar esas cosas, me respetan mucho en el medio y te digo más, los que más me respetan son los que tienen hijos: saben que con ciertas cosas no está bien meterse. Eso los padres lo entienden mejor que nadie.
-¿Estabas predestinado a este rol? ¿Te hiciste alguna vez una carta natal?
– ¡Me la regalaron hace una semana! La tarotista Jime Latorre vino a verme con su hijo Lorenzo y de regalo me trajo la carta natal con algunas variaciones muy divertidas como la carta de mis vidas pasadas.
– ¿Qué fuiste en tu vida pasadas?
– Un rey. Un rey bastante embromado parece. Pero también parece que ahora estoy acá estableciendo otro tipo de conexiones. Ella, además, me hizo predicciones, como que voy a cruzar el charco a Europa con este show. Yo ya fui en el pasado por trabajo. Fui a Italia, cuando un comercial de jabón en polvo que había hecho con Enrique Liporace pegó. Era un comercial en el que el jabón en polvo era un soldado que nos hacía lavar la ropa (risas). He hecho de todo en mi vida.
-¿Tuviste muchos tragos amargos a lo largo de este recorrido?
– Algunos. Ahora que estoy por cumplir 40, tal vez estoy más sensible pero me molesta mucho el ego en este ambiente. Ego sobra, confianza falta. Veo mucha competencia oculta, o gente traicionera y eso me duele. Me pasó algo así hace poco y lo sentí mucho.
-¿Cómo sos para enfrentar esas cosas?
-No soy peleador, no soy violento. Simplemente corto por lo sano, advierto y sigo mi camino. Eso me resulta. Por afuera: corto, listo, chau. Pero muchas veces por dentro quedo destruido. La verdad es que siempre fui una persona muy sensible y eso es algo que no se puede controlar, ni en lo bueno ni en lo malo.
– No sólo estás cerca de chicos, también de padres, ¿querés dar algún consejo en particular?
– Sí. Quiero decirles a los padres que presten atención a la calidad de tiempo que le dan a sus hijos. Los veo muchas veces más pendientes del celular que de los chicos y eso es algo que ellos sufren y notan. Además, mientras miran las pantallas, se pierden un montón de cosas.