Se trata de un desfalco de 1.000 millones de pesos en perjuicio de unos 3 mil ahorristas de la ciudad de Santa Fe y el interior de la provincia.
Se trata de un desfalco de 1.000 millones de pesos en perjuicio de unos 3 mil ahorristas de la ciudad de Santa Fe y el interior de la provincia.
La estafa más grande en la historia del país -1.000 millones de pesos- en perjuicio de unos 3 mil ahorristas de esta capital y del interior-, encabezada por una ex firma bursátil, Bolsafe Valores, pero que además involucra a personal de la sucursal local del Banco Galicia y directivos del Mercado de Valores del Litoral, sumó ayer nuevos procesados.
La resolución dictada por el juez federal Nº 2, Francisco Miño, alcanza a Diego Waldemar Van de Velde y Fernando Gabriel Yah Yah, en su carácter de oficial de empresas de la sucursal Santa Fe del Banco Galicia; Guillermo Juan Pando, en su carácter de oficiales de cumplimiento del Banco Galicia y Galicia Valores ante la Unidad de Información Financiera; Silvio Ariel Gómez, gerente de la sucursal Santa Fe del Banco Galicia SA; Antonio Iturrioz y Favio Meijome, como empleados de Valfinsa Bursátil,y Leonardo Perrotta, oficial de cumplimiento de Valfinsa Bursátil ante la UIF.
A su vez, el magistrado a cargo de la causa, dictó la ampliación del procesamiento para Mario Rossini, titular de Bolsafe Valores, actualmente detenido, como presunto autor penalmente responsable del delito de lavado de dinero con fines delictivos y se amplió el embargo antes fijado, a la suma de $30.000.000.
Omar Rossini, María Mercedes Leiva, Daniela Laura Reatti, Marisa Laura Valdez, María Lorena Molinas, Carolina Fany Pavarín, Miriam Analía Sabella y Patricia Lorena Berrino, empleados de la firma, también están imputados.
La lista de notables imputados por los delitos cometidos, se amplía con los directivos del Mercado de Valores de Santa Fe, a cargo de la fiscalización de las operaciones de la firma imputada. Se trata de José María Candioti, Marcelo Fink, José Néstor Tabares, Pablo Guillermo Tabares, José Luis Renzulli, Jorge Francisco Ramón Ghiano , Luis Ángel Puig, Alfredo Calabrese, Alex Castelvi , Alfio Re, Juan Luis Catuogno y María Soledad Platino.
«Esta es la estafa más grande en la historia de la República, no sólo por el monto sino también por la cantidad de personas físicas y jurídicas involucradas, tres mil damnificados, una empresa santafesina y todas las empresas conexas que permitieron que se consumara la maniobra», explicó el abogado de los estafados, Enrique Muller.
Mario Rossini, el principal imputado, alojado en la Cárcel de Las Flores, de esta capital, comenzó a actuar con este tipo de operaciones en 2003. La modalidad delictiva de funcionamiento consistió en captar a los clientes -comitentes, en el lenguaje apropiado a este caso- quienes entregaron sus valores a Bolsafe. Independientemente de la existencia de un contrato de «alquiler», esta sociedad luego los transfería sin consentimiento de sus titulares a BV Emprendimientos, también manejada por Rossini, y luego los liquidaba a través del Banco de Galicia.
Las estafas fueron posibles gracias a la cobertura del Mercado de Valores de Santa Fe y del Banco de Galicia. El Mercado debió supervisar que Bolsafe y BV Emprendimientos no realizaran la actividad de intermediación financiera para la que no estaban autorizadas. En ese sentido, los fiscales señalaron que en las auditorías que el Mercado de Valores estaba obligado a realizar «debía surgir que había un significativo flujo de valores negociables hacía la cuenta de BV Emprendimientos. La falta de acción del Mercado de Valores implicó su complicidad con la maniobra», remarcaron.
En tanto, el Banco de Galicia debió reportar ante la Unidad de Información Financiera (UIF), tal como lo estipula la ley antilavado, que las empresas de Rossini estaban realizando operaciones sospechosas de blanqueo de activos obtenidos -en este caso- mediante una defraudación. Los fiscales remarcaron que no llamaron la atención de la entidad bancaria las operaciones de más de 80 millones de pesos que realizó la empresa en sólo ocho meses, cuando había declarado ante la entidad crediticia que su actividad principal era el desarrollo y la comercialización de software.
«La estructura montada por Mario Rossini pudo mantenerse en el tiempo durante años porque el gran caudal de clientes, nuevos y de antigua data, le permitía ir cumpliendo con los requerimientos que le hacían quienes querían retirar sus acreencias», indicaron los fiscales.
Escribió José E. Bordón | Para LA NACION